Por Ing. Teresa Ruiz Pedersen

Los niños necesitan una estructura familiar que les permita desarrollarse dentro de un orden emocional y social, para desenvolverse en la escuela, alcanzar madurez y hacer frente a los desafíos de su vida escolar y adulta.

Imaginemos que usted está en una tienda con su hijo menor de cinco años y con un colega. De repente, su hijo le dice: “Cómprame un helado”, pero el helado que él quiere no está en esa tienda, y él lo sabe. Aun así, le insiste en que lo lleve a comprarlo a otra tienda. Ante la insistencia del niño y el asombro de su acompañante, usted decide ir a la otra tienda para complacerlo con ese helado específico que desea.

Según los estudios de la psicóloga Diana Baumrind, se ha identificado que el estilo de crianza permisivo, aplicado por ciertos padres, cuidadores o educadores, establece pocos límites, reglas o formas de comportarse, con el fin de evitar la confrontación y/o los berrinches del niño. En este artículo analizaremos las causas de la permisividad en el estilo de crianza y sus consecuencias en la vida adulta de ese niño.

La característica principal del estilo permisivo es que ese adulto a cargo del menor tiene bajas o pocas exigencias, pero una alta calidez humana en su relación con el niño. Sin embargo, ¿cuáles son las causas que impiden a ese adulto ofrecerle al niño un diálogo que le permita analizar las circunstancias y comportarse de forma tranquila y ordenada?

Causas de una conducta permisiva con los menores de edad

Dentro de las principales causas de un estilo parental permisivo citaremos las más comunes:

1. Crianza autoritaria:
Los padres permisivos, generalmente, son personas que en su infancia sufrieron bajo el mando de un progenitor autoritario y poco afectivo. Ese dolor en su corazón los llevó, al convertirse en padres o madres, a tomar la autodeterminación de no repetir ese modelo. Esta es la causa principal de que se comporten de manera indulgente, afectuosa y cálida con sus hijos, evitando imponer muchas reglas, límites o restricciones, y prefiriendo convertirse en amigos de sus hijos.

2. Falta de modelos:
Si un adulto fue criado por sus abuelos, y estos, por razones afectivas, sobreprotegieron al niño y lo complacieron en todo, entonces ese adulto creció careciendo de modelos de crianza con límites. Esto suele ocurrir, por ejemplo, en casos de niños huérfanos. El Dr. Schaffer, en su estudio de 1993, determinó que las personas que experimentaron una crianza permisiva tienen altas probabilidades de repetir ese mismo estilo al convertirse en padres, perpetuando patrones poco estructurados.

3. Evitar conflictos:
La idea de que los niños sean felices es el deseo de la mayoría de los adultos sanos. No obstante, buscar que los niños crezcan sin estrés puede llevar a un adulto a ser permisivo. Asimismo, algunos padres buscan evitar desacuerdos o distanciamiento. Esto ocurre con frecuencia en padres separados o divorciados que pasan poco tiempo con sus hijos y dejan la mayor responsabilidad a la madre, quien generalmente tiene la custodia la mayoría de los días. Mientras tanto, el padre se ocupa solo de entretenerlos los fines de semana o en días festivos.

Sea cual sea la causa de que usted sea un padre o adulto permisivo, debe saber que educar en cómo criar a un niño o estudiante es un objetivo de vida que puede aprenderse. Si usted estudia y analiza las consecuencias de una crianza con mucho afecto y poca disciplina, podrá ver que estas situaciones pueden evitarse mediante la educación, el aprendizaje y el entrenamiento.

Impacto en los niños

Si un niño es criado con mucha permisividad y poca disciplina, en su vida adulta podrían presentarse las siguientes consecuencias, que impactarán su desarrollo hasta que decida romper con ese esquema:

Falta de Autocontrol y Autorregulación:
En el estudio de Baumrind (1966) y Maccoby & Martin (1983), se determinó que los adultos criados bajo un modelo permisivo presentan:

  • Menor tolerancia a la frustración
  • Dificultad para controlar impulsos

 

Un adulto con autocontrol es aquel que sabe ajustarse a una situación, regulando y controlando sus emociones. Sabe que existen límites; no se frustra si algo no sale como esa persona quiere, porque ha aprendido a razonar las situaciones. Esa persona acepta un “no” por respuesta.

En el caso de nuestro ejemplo, si esa madre razona con tranquilidad con su hijo, y le hace ver que no tienen tiempo para ir a otro lugar, o que no hay dinero, le está enseñando a valorar las cosas, por grandes o pequeñas que sean. Ese niño crecerá aprendiendo a analizar los pros y los contras de cada situación, y por lo tanto, desarrollará autocontrol.

Ese menor aprenderá a no frustrarse; sus decisiones se basarán en ser práctico y realista. Las acciones de ese niño no serán abusivas ni caprichosas, porque fue criado por un adulto que le enseñó reglas y respeto hacia sí mismo y hacia los demás.

Falta de Responsabilidad y Organización:
Muchos adultos que carecieron de una estructura familiar clara —que les enseñara cómo ordenar sus cosas, colaborar en el hogar, mantener una rutina— pueden, más tarde en su vida adulta, tener un estilo de vida desorganizado, dificultad para cumplir plazos, administrar su economía o alcanzar metas. Un estudio realizado por Eisenberg et al. (2005) concluyó que la falta de estructura en la infancia está intrínsecamente ligada con una baja capacidad para alcanzar objetivos o ejecutar acciones en la vida adulta.

Conclusiones

Los niños y adolescentes que crecen sin objetivos ni límites claros, y que se conducen sin restricciones, tienden a tener una visión poco realista del mundo que los rodea, creyendo que todo debe darse fácilmente y sin esfuerzo. Cuando no encuentran a su madre o padre para que los complazca, pueden volverse más vulnerables a adicciones, fracasos académicos o profesionales, e incluso a adoctrinamientos políticos o ideológicos que promuevan el desorden y la mediocridad.

Es probable que ese adulto, criado de forma permisiva, se mantenga en constante conflicto, desafiando normas y teniendo problemas para aceptar correcciones. Además, puede entablar relaciones poco saludables con amistades, vecinos o parejas que no le convienen.

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